Hay veces en que la música deja de ser uno de los elementos que forman parte de una película y se transforman en la protagonista: como hilo conductor, como objeto de investigación o simplemente como una excusa. Ojo, no hablamos del videoclip o del musical, sino que nos referimos a películas y documentales construidos en base a la música. Por esto, recopilamos cinco ejemplos en los que el cine y la música se transforman en una sola cosa.

 

«The Amazing Mr. Bickford» – (1978)

A lo largo de su carrera, Frank Zappa estuvo involucrado en varios proyectos extramusicales. Por ejemplo 200 Motels, una fábula surrealista sobre la vida de un músico en gira. O Baby snakes, una especie de reality sobre el músico y su banda. Sin embargo, es probable que el más extraño de todos haya sido The Amazing Mr. Bickford.

Mezcla de musical con animación stop motion, esta película nació de la colaboración del músico con Bruce Bickford, un animador de plastilina con el que Zappa trabajó durante toda la década del 70’. Al ver su trabajo es fácil entender la afinidad con el músico: todas sus criaturas son retorcidas y complejas, como las composiciones del guitarrista.

Con canciones de los discos «The Perfect Stranger» (donde la orquesta Ensemble InterContemporain toca composiciones de Zappa dirigida por el director de orquesta Pierre Boulez) The amazing Mr. Bickford funciona tanto como una introducción a la particular obra sinfónica de Zappa como una muestra de cómo se vería su música si estuviera hecha de plastilina.

 

 «Heavy Metal» – (1981)

Más que ningún otro género musical, el heavy metal se apoya sobre una carga simbólica. Desde las tachas hasta el universo de magos y dragones, se puede hacer un compendio de los elementos que constituyen la identidad de este género.

Y eso es exactamente lo que hace esta película. Compuesto por nueve historias cortas, Heavy Metal indaga en el imaginario simbólico del metal en los años 80’s: guerreros, monstruos míticos, mujeres en bolas, cabelleras largas, lucha contra el Mal. Nacida como una adaptación de un cómic, Heavy Metal fue quizás la primera película de animación adulta de la historia. O al menos la primera en alcanzar la masividad.

Por supuesto, uno de los puntos fuertes es la música: hay canciones de Black Sabbath, Blue Oyster Cult y Grand Funk Railroad, entre otras. Tanto las historias como la música muestran con precisión el momento (1981) en el que el heavy metal empieza a adquirir una identidad y una estética propia.

 

«Re: Generation» – (2011)

No hay duda, vivimos en la era del remix: las posibilidades tecnológicas permiten que el pasado y el presente convivan y hasta se transformen en una misma cosa. En este presente en que lo que entendemos como original se modifica todo el tiempo, el experimento que propone Re: generation es muy atinado.

La consigna es simple: se eligieron cinco djs/ productores, se les asignó un género musical a cada uno y se les pidió que hagan una versión actualizada y remezclada. Así, Mark Ronson se dispone a reelaborar el jazz, Dj Premier la música clásica, Skrillex el rock, The Crystal Method el soul y Pretty Lights el country.

Más allá del resultado estrictamente musical, es interesante ver cómo es la convivencia entre los músicos de distintas generaciones: “No sé quien sos, pero mis hijos quieren tu autógrafo”, le dice John Densmore, el baterista de los Doors, a Skrillex. “¿En serio?– contesta el dj- mi papá me pidió el tuyo”.

 

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